Mildrey Chávez “La policía me enseñó a ser fuerte”

Rostros IAPEM



Los Teques.- Una mujer aguerrida, "de armas tomar" pero a la vez  cariñosa, carismática y sentimental, así es la supervisora agregada Mildrey Carolina Chávez, una dama que desde hace 16 años forma parte del pie de fuerza de la Policía del Estado Bolivariano de Miranda.

Chávez, oriunda de San Cristóbal, estado Táchira, también es conocida cariñosamente por sus compañeros como "La Gocha", tuvo que salir de su tierra natal en busca de mejoras tanto para ella como para su hijo Freddy Alfonso Adarmes Chávez de nueve años de edad. "No fue fácil dejar a mi gente allá, pero las circunstancias me arrojaron a venirme a la capital del país porque habían mejores oportunidades".

Tiene una pasión  especial por los más pequeños de la casa por lo que inició su carrera profesional en Educación Inicial. "Lamentablemente no pude continuar pues me hice madre muy joven así que decidí ingresar a las filas de la Policía del Estado Táchira, fue una decisión difícil porque tuve que ocultar que tenía un hijo, eso me dolió profundamente pero seguí adelante hasta el día en que no pude más y renuncié", agrega la supervisora con voz temblorosa.

Con una mirada sensible, la "mujer de armas" manifiesta que siempre sintió la necesidad de trabajar por la gente, "me gusta la idea de conocer a las personas y ayudarlas, esa labor es muy bonita y te genera satisfacción por eso al llegar a la capital continué mis estudios y obtuve mi título en Técnico Superior en Educación Inicial pero todavía sentía esa ausencia dentro de mi ser y comencé en la búsqueda de algo más, fue entonces cuando me informaron acerca de un nuevo proyecto de Policía Escolar en la  Policía Municipal Tomás Lander y allí me anoté, prestando servicio por un año”.

Manifiesta que ser policía no es tarea fácil pero “esta profesión me enseñó a ser fuerte y guerrera, a complementarme como mujer además de convertirse en parte de mi familia pues la mía está un poco lejos”,  así expresó con voz dulce.

Chávez ingresa a la Policía de Miranda en el año 2005, “en el proceso de ingreso dije tengo un hijo y no lo puedo negar y aquí no tuve ningún inconveniente por eso, hubiese ingresado antes pero el tiempo de Dios es perfecto”.

En sus inicios quedó adscrita al Servicio de Vigilancia y Patrullaje Inteligente en el Centro de Coordinación Policial de Santa Teresa del Tuy, posteriormente la trasladaron al Centro de Coordinación Policial Número 2, donde se desempeñó en las oficinas de Recursos Humanos,  Atención a la Víctima y Orden Público. 

Esta dama con hermosos sentimientos tuvo la oportunidad de estar al frente, por aproximadamente cuatro años, de una de las oficinas más complejas para los cuerpos de seguridad, en la de Desviaciones Policiales, donde se familiarizó aún más con las leyes. 

La “mujer de armas” mencionó que  tiene tanto que agradecerle al IAPEM, porque en su andar en el instituto logró culminar sus estudios, graduándose de licenciada en Educación Inicial  y prepararse en el Servicio Policial, actualmente cursa la maestría en la Universidad Nacional  Experimental de la Seguridad.

Con su voz armoniosa y el carisma que la caracteriza cuenta que en la Dirección de Armamento se encarga, desde hace dos años, del registro y control de todas las prendas policiales y en la parte de reentrenamiento se encarga  de dictar  la base legal de las armas de reglamento.

El Supervisor Jefe Juan Carlos Melo compañero de  Chávez desde 2018, la describe como responsable y una apasionada por el arma y desarme de las armas de fuego. “Es una excelente funcionaria con hambre de seguir creciendo y con la que se hace un buen equipo”, dijo.

Con añoranza y melancolía recuerda a su natal San Cristóbal, le gustaría  volver pero no se haya fuera de la policía. “Extraño mucho a mi familia, soy muy familiar, aquí solo tengo a mi hermano mayor. Amo a Los Teques  porque el clima me recuerda al Táchira”.

Mildrey Chávez  se describe como una mujer muy sentimental, noble y hogareña. “En mis tiempos libres me gusta hacer dulces y cocinar. Cuando era pequeña practicaba atletismo y  lo dejé cuando salí embarazada a los 16 años”.

“Puedo verme  muy seria y amargada pero soy muy cariñosa, servicial  y dispuesta a ayudar a todo el que lo necesite y siempre aliento a mis compañeros a  luchar por lo que quieren y a no tener miedo a  brillar”.

 

Iapem Prensa/Lolaymar Roldan 


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